¡Polémica! Futbolista vuelve al deporte tras matar a su ex y dársela de comer a unos perros

En 2013, un tribunal brasileño dictaminó que Fernandes era culpable del secuestro, homicidio y ocultación del cadáver de Samudio. Fernandes fue condenado a 22 años de prisión, pero ha salido en libertad después de poco más de seis años, mientras espera su última apelación

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En 2010, el jugador de fútbol brasileño Bruno Fernandes de Souza hizo que su exnovia fuera secuestrada, torturada, asesinada y ofrecida a unos perros como alimento. Después de pasar solo siete años en prisión, va a volver a jugar a fútbol.

Eliza Samudio, de veinticinco años de edad, declaró que el portero ―conocido como «Bruno» en su tierra natal― era el padre de su bebé de cuatro meses (un test de paternidad posterior confirmó que así era). Durante el embarazo, presentó un informe policial alegando que unos socios de Fernandes la habían secuestrado y obligado a abortar. En el momento de su asesinato, Samudio estaba intentando demostrar legalmente que su hijo era de Fernandes y buscaba apoyo económico del jugador de fútbol.

En 2013, un tribunal brasileño dictaminó que Fernandes era culpable del secuestro, homicidio y ocultación del cadáver de Samudio. Fernandes fue condenado a 22 años de prisión, pero ha salido en libertad después de poco más de seis años, mientras espera su última apelación. Ahora, de Souza ha fichado durante dos años por el Boa Esporte, un club de segunda división. Al parecer, dar de comer a tus perros a la madre de tu hijo no es motivo suficiente para que te aparten de la competición.

En un comunicado lleno de mentiras, el dueño del club Rafael Gois Silva Xavier ha explicado que Fernandes «fue declarado culpable, cumplió su condena y ha sido puesto en libertad por los tribunales. Merece otra oportunidad». A pesar de la indignación que ha despertado el caso en Brasil, de momento el contrato sigue en pie.

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«Sí, es cierto que no hay nada de ilegal en la liberación de Bruno de la cárcel», explica la feminista y profesora de derecho brasileña Debora Dinez. Y explica que Fernandes lleva tres años esperando su sentencia condenatoria final y el resultado de una apelación legal. «[Pero] lo que hizo el sistema de justicia brasileño en el caso de Bruno ―que es seguir la ley independientemente de su encarcelamiento― es muy extraño en un país con la cuarta población carcelaria más grande del mundo».

El rápido regreso de Fernandes al terreno de juego es un claro ejemplo del problema endémico de la violencia contra las mujeres en Brasil. Si bien las leyes contra la violencia son relativamente fuertes gracias a los esfuerzos de las activistas feministas brasileñas, la cultura normaliza y legitima la violencia contra las mujeres. Según la ONU, cada 15 segundos una mujer es asaltada en São Paulo.

«El fichaje de Bruno y la cálida bienvenida de sus seguidores es otra señal de selectividad criminal, agravada por un contexto de intolerancia social con respecto al feminicidio y la violencia contra las mujeres», explica Dinez.

Mientras tanto, las injusticias y las actitudes sexistas siguen existiendo. «Las mujeres en busca de atención médica después del aborto son trasladadas directamente del hospital a la cárcel», señala la profesora. El actual presidente de Brasil, Michel Temer, suprimió el ministerio brasileño de la mujer.

¿Un resumen? «El caso de Bruno es producto de un sistema judicial que reproduce las desigualdades», concluye Dinez.

Fuente: Broadly Vice

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