Los estadios de béisbol se convirtieron en los últimos tres lustros en santuarios donde los venezolanos dejan de lado la confrontación política que los divide amargamente para disfrutar de este deporte que está lejos de ser un simple entretenimiento.
No importa si son ricos o pobres, si apoyan o no al gobierno socialista que rige el país desde 1999, los venezolanos viven con pasión el béisbol. Pero cuando la crisis política, social y económica crece, cada vez son más las voces que piden que se cancele la liga profesional, argumentando que no existen en el país las condiciones propicias para que se dispute.
El gobierno del presidente Nicolás Maduro acaba de aprobar la solicitud de casi 10 millones de dólares que necesita la liga, para poder dar comienzo a la temporada 2016-2017, el 10 de octubre.
«Está asegurada la temporada de béisbol», dijo el vicepresidente Tareck El Aissami tras un consejo de ministros la noche del martes.
De esos recursos, según El Aissami, se podrá pagar desde los sueldos de jugadores hasta el material deportivo tales como pelotas, entre otros.
Desde el 2003 rige en Venezuela un férreo control de cambios y en consecuencia la mayoría de las empresas deben acudir a instancias gubernamentales para adquirir divisas.
Los comentarios en contra no tardaron en inundar las redes sociales, algo impensable en Venezuela donde a diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos, el béisbol y no el fútbol es el deporte número uno.
En las calles también no pocos expresaron su desacuerdo y afirmaron que esos recursos serían más útiles para combatir la escasez de productos básicos como alimentos y medicinas y para dotar los hospitales públicos que operan en condiciones paupérrimas.
«Después de tantas muertes por las protestas y las muchas necesidades que pasamos por la falta de comida y medicinas, es un una burla que el gobierno de dólares diga que hay dinero para que se juegue béisbol», dijo Carmen Vargas, de 46 años y que trabaja planchando ropa a domicilio.
Las protestas contra de Maduro dejaron al menos 123 muertos y casi 2.000 heridos entre abril y julio.
El mandatario es visto como el principal responsable de la crisis y es acusado de intentar perpetuarse en el poder mediante la redacción de una nueva carta magna encargada a una Asamblea Constituyente integrada en su totalidad por partidarios del gobierno.
Incluso algunas figuras como el exmanager de los Leones de Caracas en la pasada campaña, Alfredo Pedrique, en junio pidió que como muestra de respaldo a los venezolanos que sacrificaban «sus vidas por la libertad del país», el torneo debía cancelarse. Otros jugadores de las mayores como el estelar Miguel Cabrera expresaron repetidamente la necesidad de un cambio de gobierno.
Muchos, sin embargo, sostienen que más allá del tema deportivo, el torneo de béisbol debe realizarse porque activa un importante sector económico del país y es una actividad de la que dependen miles de venezolanos.
Otra cosa es que el béisbol ayuda a abstraerse por algunas horas de esta “pesadilla diaria”, dijo Wilmer Pérez, un estudiante de 23 años. “Nuestra salud mental también es importante».
A mediados de agosto el vicepresidente de los Tiburones de La Guaira, José Antonio Herrera, declaró que los ocho equipos que integran la liga hacen un gran esfuerzo para asumir el reto de garantizar una nueva temporada.
«No es fácil, tendremos que hacer sacrificios, pero queremos cumplir con el deber de mantener una actividad económica de la cual dependen aproximadamente 5.000 familias venezolanas», señaló Herrera en un comunicado, sin ofrecer detalles sobre los sacrificios que contemplan hacer.
Herrera destacó que si se cancela el béisbol este dejaría un vacío semejante a que por la crisis cerrasen «todos los cines, todos los restaurantes, todas las peluquerías o cualquier otra actividad productora de servicios», cuando a Venezuela necesita más que nunca generar riqueza.
Como consecuencia de la crisis venezolana, la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe determinó postergar un año su realización de la Serie del Caribe en Venezuela. México repetirá como sede en 2018.
Fuente: AP