Los deportistas que arruinaron sus carreras por culpa de las drogas

El fútbol tiene también muchas historias de terror. Si bien no podemos decir que su carrera fue un desperdicio, no podemos dejar de hablar de Maradona en un texto que relaciona deporte y adicciones, simplemente «El Pelusa» es referencia obligada

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No los puedo entender. Pasan toda una vida luchando por la oportunidad de convertirse en deportistas profesionales y cuando finalmente ese sueño se hacer realidad, hacen todo lo que está en sus manos por echarlo todo a perder. Algunos lo llaman miedo al éxito, pero para mí sólo es muestra de una profunda inmadurez. Esta es la realidad que algunos atletas sumamente talentosos han vivido. El caso más reciente es el del defensa de los Dallas Cowboys Randy Gregory, quien el pasado 11 de noviembre reprobó el tercer control antidopaje de su carrera como profesional. Gregory arrancó esta temporada con una suspensión de cuatro partidos por no superar su primer examen. Poco después fue sorprendido de nuevo con sustancias prohibidas en su organismo y sufrió una segunda suspensión, esta vez de diez partidos. De confirmarse esta tercera infracción, Randy sería suspendido durante una temporada entera y su joven carrera estaría en riesgo de terminar prematuramente.

Cómo estudiante fue considerado uno de los jugadores más talentosos de su generación. En realidad, estaba proyectado para ser una de las diez primeras selecciones globales, pero tras un examen antidopaje de rutina se le encontraron restos de marihuana en el organismo y, con esto, nadie lo quiso elegir en la primera ronda del Draft. Ahí comenzaron sus problemas y fueron los Cowboys y su dueño, el siempre polémico Jerry Jones, quienes salieron al rescate del chico y, finalmente, decidieron confiar en él al seleccionarlo en la posición número 60, una apuesta que hasta el momento no le ha dado frutos al equipo de la estrella solitaria. Hoy, con tres nuevos positivos en su historial, lo que pudo ser una carrera llena de éxitos y millones de dólares está por convertirse en una historia del más absoluto fracaso personal.

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Randy Gregory no es el único en esta nada ilustre lista. Historias de terror y vicios hay muchas y podemos comenzar hablando de Steve Howe (no, no me refiero al mítico guitarrista de Yes), el ícono y prototipo de las carreras tiradas a la basura. Su carrera comenzó de forma inmejorable. Seleccionado por los Dodgers de Los Ángeles, el relevista zurdo debutó en 1980 y cogió a todo el mundo del béisbol por sorpresa. Un porcentaje de carreras limpias de 2.66, 7 victorias, 9 derrotas, 17 salvamentos y 39 strike outs después, sería elegido Novato del Año. El siguiente año formaría una mancuerna de terror con un joven pitcher debutante llamado Fernando Valenzuela y juntos llevarían a los Dodgers al campeonato de la Serie Mundial. ¿Qué más se podía pedir? Howe era el líder del mejor béisbol del mundo, tenía fama, un futuro prometedor y varios cientos de miles de dólares en su cuenta. Pero el dinero en exceso en manos de alguien sin la madurez necesaria puede convertirse en un problema, y para Steve así fue.

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Estos problemas llegaron en la forma de un polvo blanco muy de moda en aquellos años, la cocaína. En alguna ocasión, Howe había sido elegido para ofrecer un discurso en una ceremonia y su nerviosismo fue tal que se encerró en el baño del lugar en el que se encontraba y se dio la mayor dosis de cocaína de su joven vida. El discurso fue todo un éxito, los nervios desaparecieron y la adicción era oficial. Años después, Howe confesaría que incluso en su temporada de novato ya había tenido sus primeros acercamientos con la droga y esa sería una relación que mantendría durante el resto de su vida. Fueron muchas las suspensiones que recibió y muchísimas las oportunidades que se le dieron. Los Dodgers hablaron con él al menos en seis ocasiones durante los seis años que formó parte del equipo , hasta que en 1985 la paciencia se les terminó y lo echaron.

Los siguientes años pasó por varios equipos y por culpa de su adicción, se perdería las temporadas de 1984, 1986 y las de 1988 a 1990. Curiosamente, en estos años jugaría en México, en los Venados de Mazatlán y pasaría limpio una de las etapas más largas de su vida. En 1991, los Yankees le darían una oportunidad inesperada tras firmar un contrato por 600 mil dólares garantizados por una temporada y hasta 2 millones de dólares en variables, un contrato espectacular para la época. Jugaría en los Mulos de Manhattan hasta 1996, año en el que su carrera llegaría a su final. Durante su carrera, recibiría un total de siete suspensiones por sus problemas con las drogas y se convertiría en el primer jugador de béisbol de la historia en ser suspendido de forma definitiva. Diez años después de su retirada, en 2006, su vida llegaría a su fin cuando su propia camioneta rodó sobre su cuerpo en Coachella, California. Si bien los detalles del accidente siempre fueron un misterio, los exámenes posteriores revelaron altas concentraciones de metanfetaminas en su organismo.

El fútbol tiene también muchas historias de terror. Si bien no podemos decir que su carrera fue un desperdicio, no podemos dejar de hablar de Maradona en un texto que relaciona deporte y adicciones, simplemente «El Pelusa» es referencia obligada. Otro caso muy sonado fue el de Garrincha, un futbolista brasileño que incluso hoy sigue siendo considerado el mejor regateador de la historia. Fue campeón del mundo en dos ocasiones; en 1962 se le eligió de forma unánime como el mejor jugador del mundial y la FIFA lo consideró el octavo mejor futbolista del siglo pasado. La vida de Garrincha estuvo marcada por dos graves adicciones, el tabaco y el alcohol. Estos vicios lo llevarían a morir en la más absoluta de las miserias y con 14 hijos reconocidos de sus múltiples esposas y amantes.

Robbie Fowler fue un futbolista inglés a quien siempre se le relacionó con el consumo de cocaína y, en respuesta, decidió dejarnos una de las celebraciones de gol más polémicas de todos los tiempos. Tras marcar un gol para su equipo, el Liverpool, y fastidiado de las críticas por su supuesta adicción, corrió a una de las líneas del campo, se arrodilló y comenzó a simular que inhalaba la cal como si de cocaína se tratara. En su afán de defenderlo, su entrenador saldría a declarar que lo que Fowler hizo fue simular que se comía el césped. Para cerrar el tema del fútbol, dos jugadores ingleses que sin llegar a arruinar sus carreras, fueron víctimas del alcohol: George Best, quien falleció por su adicción, y Paul Gascoigne.

Podríamos pensar que el tenis es un deporte donde todo es elegancia y pureza, pero también el deporte blanco tiene sus oscuros secretos. Sin duda el caso más mediático fue el de Andre Agassi quien tuvo una exitosa carrera y es considerado uno de los diez mejores tenistas de todos los tiempos, pero parte de ese mito se rompió cuando años después de su retiro decidió confesar que durante su carrera, de forma concreta en 1997 fue consumidor constante de metanfetaminas. Algo similar ocurrió con Martina Hingis, jugadora suiza que enamoró a toda una generación con su sonrisa y dominó el circuito femenino al final de la década de los noventa. En 2007 dio positivo por restos de cocaína. La dosis era muy baja, incluso hubiera sido indetectable en los exámenes antidopaje que se realizan en el ejército estadounidense, pero la WTA no reparó en la dosis y decidió suspenderla de toda actividad durante dos años. Su carrera en singles prácticamente terminó con esa suspensión. Si bien regresó, nunca más volvió a formar parte de la élite.

Fuente: Vice Sports

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