Que un atleta llore tras ganar una medalla llega a ser normal dentro de toda competencia. Sin embargo, lo que pasó con Diego Hypólito (30 años) está sorprendiendo al mundo, pues su llanto desconsolado tiene que ver con una historia de lucha constante por conseguir su gran sueño: consagrarse en unos Juegos Olímpicos.
La explicación. Diego Hypólito compitió en Pekín 2008 y Londres 2012, y en las dos oportunidades falló al realizar piruetas extremas. Pero él nunca se rindió. Por el contrario, en Río 2016 llegó para cobrarse su revancha y lo hizo por todo lo alto.
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Esfuerzo tuvo recompensa. En Río de Janeiro, el gimnasta brasileño realizó casi a la perfección todas sus piruetas. Esto tuvo como recompensa una medalla de plata al puntuar 15,533. La alegría fue más grande al ver que su compatriota Arthur Mariano (22 años/15,433) consiguió el bronce. El oro fue para el inglés Max Whitlock (15,633).