Hace pocos días se conoció que el maracucho Rougned Odor había renovado su contrato con los Rangers de Texas, equipo en el que milita desde el inicio de su carrera en Grandes Ligas, en 2014. Todo normal, esto era algo que se esperaba; tanto que Odor renovara como que los Rangers le ofrecieran dicha renovación. Pero un detalle destacó de entre todos en los titulares que informaban el hecho.
Una de las cláusulas del contrato que firmó el pelotero criollo era que la organización de los Rangers de Texas le regalaría dos caballos al atleta. Muchos incluso pensaron que se trataba de un chiste, pero no, era una parte escrita en el contrato y parte del mismo, aparte la millonada que ganará en años siguientes.
Entonces, el punto de este artículo es que conozcas sobre más cláusulas inusuales o bizarras que han sido ofrecidas a peloteros profesionales, que van desde regalos o caprichos razonables, hasta lo más raro.

Y es que esta práctica no es nada inusual o poco común en el mundo de los deportes profesionales, pues cuando no siempre inusuales o raras, muchas veces se incluyen en contratos cláusulas que buscan satisfacer intereses o placeres específicos de los deportistas, para hacer más atractivos los contratos; a Rougned Odor le gustan muchísimo los caballos, por eso le regalaron dos, como para hacer la cosa más atractiva, por si acaso.
Pero dos caballos no es lo más raro que le ha regalado un equipo a uno de sus peloteros, en definitiva. En el 2005, minutos antes de comenzar el juego de la Liga Nacional entre los Astros de Houston y los Cardenales de San Luis, el dueño del equipo tejano se le acercó a Roy Oswalt, pitcher del equipo, y le aseguró que si ganaba el juego, le cumpliría su sueño de toda la vida.
Oswalt salió al terreno y le dio a los Astros su primer pase a la Serie Mundial, y el equipo le regaló lo que él siempre había soñado: un tractor de construcción.
Sí, una de las cláusulas del contrato con el que renovó Oswalt incluía un apartado donde se prometía un tractor de construcción.

Charlie Finley fue el famoso dueño de los Atléticos de Oakland, y su gestión con la organización se volvió famosa por las cosas estrafalarias que se acostumbró a hacer con el equipo y sus jugadores, pero la que más destaca, en definitiva, es cuando mandó a que los jugadores del equipo se dejaran el bigote hasta el día del padre, para lucirlo ese día en el juego.
A Rollie Fingers, pitcher del equipo, le gustó tanto su bigote que decidió dejárselo indefinidamente. El look del pitcher, con su particular bigote estilizado a la antigua, se volvió extremadamente famoso entre los fanáticos del equipo, y los posters y tarjetas conmemorativas con su rostro, así como su camiseta, se estaban vendiendo como pan caliente.
Por lo tanto, Finley ofreció a Fingers en la renovación de su contrato una cláusula muy particular: un bono por no afeitarse su bigote y un bono para comprar cera para bigotes. Hasta el día de hoy, décadas después de su retiro, Rollie Fingers aún lleva su famoso bigote.
Cuando el equipo fue a renovarle su contrato, él pidió que las últimas 4 cifras del monto que le iban a pagar fueran dos 37 ($110,037.37) y de paso, pidió 37 cajas de gelatina de limón. El equipo no dudó en complacer los caprichos de su pitcher, e hicieron lo que les pidió, que quedó escrito como una cláusula en el contrato.