Hablar del fútbol femenino venezolano es hablar de un deporte que no recibe el apoyo suficiente, que no tiene bases formadas y que solo sale a la luz pública cuando logra un papel positivo en un torneo por el mundo, cosa que pasa a menudo. Ahora, hablar de la selección nacional femenina sub-17 es hablar de unas heroínas a las que no se les devuelve lo que ellas le dan al país, algo mucho mayor y más frecuentes alegrías que el balompié masculino y sus hombres creídos.

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Recientemente, una de las protagonistas de la Vinotinto femenina de la mencionada categoría, la defensora Verónica Herrera, habló sin tapujos al respecto con el portal web Ovación Deportes. Sus palabras fueron claritas al Gobierno nacional y a la Federación Venezolana de Fútbol, aunque con mayor inclinación a los primeros.

Ella, como el resto de sus compañeras, está cansada de las promesas. De que el presidente Nicolás Maduro se llene la boca diciendo esto y aquello, pero en realidad terminen haciendo poco, muy poco o nada.

“Siempre prometen, pero nunca cumplen nada», declaró «Vero» luego de un paso exitoso por el mundial sub-17 en Jordania 2016, torneo que terminó hace apenas unos días. «Desde que llegué a la selección, en 2013, nos han ofrecido carros y casas, pero hasta ahora no nos han dado nada. Intentamos evitar reuniones con ellos porque de nada sirve que ofrezcan cosas, ya que hasta ahora no hemos visto ni un solo bolívar”, manifestó.

Lo peor es que, después de tener un paso histórico y claramente exitoso por Jordania, regresaron al país y prácticamente nadie las esperó en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía. Recordó que a la Vinotinto absoluta de mayores sí los recibieron con bombos y platillos cuando tuvieron una ligeramente destacada actuación en la Copa América Centenario 2016, en Estados Unidos. También mencionó a la selección nacional de baloncesto, que fue recibida con honores posterior a los Juegos Olímpicos Río 2016. «Ellos (el Gobierno) deberían ayudarnos. Ellos y la federación hacen un esfuerzo, pero podrían hacer más», soltó.

La inconformidad y poca alegría no termina en el simple apoyo del ejecutivo nacional, sino que también los instó (al igual que a la Federación Venezolana de Fútbol) a darle la etiqueta de profesional al fútbol femenino en el país.

«A la Federación le pediría que profesionalice la liga femenina porque es amateur», agregó la zaguera. «No hay canchas en buen estado para jugar, hay equipos sin recursos que no tienen ni balones ni conos para siquiera entrenarse, que son implementos esenciales para ser competitivos».

Se quejó de la desorganización que afecta los campeonatos, como ocurre con los calendarios. Consideró que afecta directamente la competitividad el hecho de que a veces no se juegue con continuidad (cada dos semanas), al tiempo que comparó la planificación que reina en el balompié europeo, en el cual se disputan encuentros cada fin de semana.

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Lo peor es que al salir del país y tener que afrontar torneos de alto nivel, como los que vienen afrontando, se enfrentan (en la mayoría de las ocasiones) con uno de estos dos casos: 1) chocan con jugadoras cuyos países tienen buenas estructuras para el fútbol de mujeres o 2) se enfrentan con chamas que juegan para grandes equipos, incomparables con los que existen en el territorio venezolano.

«No estamos profesionalizadas y muchas jugadoras de nuestra liga están apenas comenzando, y así hay que enfrentar a muchachas del Atlético de Madrid, Barcelona o Bayern de Munich, que aparte cuentan con una Champions League y una Eurocopa, con un desarrollo totalmente diferente».