Cuando se trata de tener una jeva ejemplo para las demás, Junior Guerra da un paso adelante. El mejor lanzador venezolano en las Grandes Ligas en la temporada 2016 tiene una esposa bella, buena y, lo más importante, es que está como para chuparse los dedos y no dejar nada en el plato.
Ella es Verónica o, mejor dicho, La Pichurra, porque así la conocen por ahí. Es un mujerón con un cuerpo bastante notable y apetitoso que, como dicen, se comió las verdes con el pitcher de los Cerveceros de Milwaukee y ahora se está comiendo las maduras de la mano de su esposo, quien brilló durante la campaña de este mismo año después de fracasos y más fracasos, después de lanzar en países como México e Italia.
Vero no se pierde nada de Junior. Y cuando te decimos nada, es n a d a. Va a cada presentación de su esposo e incluso lo acompaña a los entrenamientos. Esto puede interpretarse como que tiene cualidades de cuaima titular, pero quizás es que solo cuida lo suyo.
Claro, luego de no pasarla tan bien en el intento de Guerra de hacer resurgir su carrera con 30 años de edad, ahora la parejita venezolana disfruta las mieles que trae consigo ser serpentinero de las Mayores o, en pocas palabras, del mejor béisbol del mundo, donde están los mejores beneficios, los mejores billetes y los mejores servicios. Son, literalmente, las Grandes Ligas.
Ellos dos regularmente ahora viajan, comen en cualquier sitio, comparten con las demás familias de peloteros en sociedad y Junior hasta premia a Vero con regalos como el último modelo de iPhone, un teléfono que ni aquí ni en China es barato. Al menos Junior es un buen esposo que sabe apreciar lo buena que está y que es Verónica. ¿Y así quién no?
Verónica también aprovecha tomarse fotos con miembros del equipo, como el mánager Craig Counsell, el jardinero Ryan Braun o el catcher Jonathan Lucroy.
Y algo que notamos en ella es que es altamente expresiva. A cada rato pone indirectas que no sabemos a quién o a quiénes, mejor dicho, van dirigidas, pero lo que sí sabemos es que son bastante fuertes. No creemos que sea con su esposo, pues lo tiene al ladito siempre para decirle las cosas que no le gustan, pero deben ser para los interesados que quieren juntarse con ella porque ahora «su esposo lanza en las Grandes Ligas».
El cuerpazo de Verónica no está así por magia o por simplemente ir al estadio cada día a ver tirar a su hombre. En lo absoluto. Ella se mata en el gimnasio y también gusta de la onda fitness que manda en los tiempos en los que vivimos.
A cada ciudad que van los Cerveceros de Milwaukee ahí mismo va esta mujer. Usan el poco tiempo libre de Junior para dar paseos con sus dos hijos por todo el territorio de los Estados Unidos.
Si todavía no nos creen que Junior Guerra fue el mejor lanzador venezolano en la Gran Carpa en 2016, sepan que tuvo 20 apariciones, todas como abridor, ganó nueve juegos, solo perdió tres, tiró 121.1 episodios y su efectividad fue de las mejores entre novatos de la Liga Nacional (2.81). En cualquier temporada que no hubiese tenido a los fenómenos llamados Corey Seager y Trea Turner, él hubiese podido ser el tercer Novato del Año nacido en nuestro país.
Pues sí, este año no hubo un Félix Hernández ni un Carlos Carrasco que tumbara la labor de Guerra, quien al lado de su esposita sigue triunfando y se prepara para lanzar en el Clásico Mundial de Béisbol 2017 y en la próxima campaña de las Grandes Ligas, ahora como el estelarísimo abridor de los Cerveceros.