No era secreto para nadie los constantes problemas que tenían los Leones del Caracas y los Tiburones de La Guaira con la Fundación UCV, órgano universitario que administra el uso que se le da al estadio universitario de esa institución, y que tenía un contrato de arrendamiento que se renovaba cada año con esos equipos, siendo el recinto el hogar de ambas novenas.
Tenía un contrato, porque los directivos de dicha fundación decidieron anularlo, debido a incumplimiento en los pagos por parte de ambos equipos. Según la Fundación UCV, tanto Leones como Tiburones deben meses de alquiler, y esto ha contribuido al gran deterioro del estadio, que depende de esos pagos para ser mantenidos.
Por falta de dinero están dañadas varias torres de iluminación, y hay problemas de agua en todo el recinto, especialmente en los dugouts, problemas que llevaron incluso a cancelar un juego porque Magallanes se negó a jugar sin agua (si los peloteros se querían bañar, debían hacerlo con un tobo).
Los directivos también informaron que esta decisión no es una sorpresa, pues ya se le habían realizado de manera oficial y por escrito advertencias a ambos clubes, y aseguraron que se hizo lo que se pudo, pero que lamentablemente los equipos no cumplieron.
Aunque la medida puede parecer un poco drástica, se entiende el porqué de la decisión, y además, la Fundación UCV no pretende dejar a la capital sin béibol, pues dijo que está dispuesta a conversar con los equipos para resolver los problemas; dicen que si se pagan las deudas y se arregla el estadio no hay problema alguno para volver a poner al universitario a disposición de los equipos de Caracas y La Guaira.
Ninguno de los equipos se ha pronunciado al respecto del controversial asunto, y se puede decir oficialmente que tanto Leones del Caracas como Tiburones de La Guaira se quedaron sin estadio en dónde jugar.