Después de una multitudinaria procesión por Miami que cargaba con su féretro, José Fernández finalmente llegó a la iglesia de Saint Brendan, donde sus miles de fanáticos pudieron darle el último adiós, haciendo cola fuera de la iglesia cientos de personas que deseaban ver a su ídolo una vez más, junto a los compañeros de equipo de José y a su madre y abuela, destrozadas por el trágico accidente que le arrebató la vida al joven pitcher cubano. La abuela de José llevaba una camiseta de los Marlins.
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Al funeral asistieron prominentes figuras de la comunidad latina, así como Marc Anthony, que es un ávido fanático de los Marlins de Miami, y había compartido en numerosas ocasiones con Fernández.
Los jugadores y amigos que cargaron con el ataúd en la iglesia llevaban camisetas negras con el nombre y número del jugador.
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La novia de José, que está embarazada de él, también fue parte de los actos conmemorativos.
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El ataúd se dispuso en el centro del templo, y a su lado tenía la bandera de Cuba y la de Estados Unidos, hechas con flores, junto a una imagen del pitcher con su abuela.
A las puertas del templo se dejaron numerosos tributos como camisetas, velas y cartas con dedicatorias al joven. Fernández será enterrado el viernes, posterior a una ceremonia privada que se realizará con solo sus amigos y familia.
Cabe contrastar que opuesto a la gran ceremonia que se hizo en honor a Fernández, las familias de los amigos que fallecieron junto con él tuvieron que armar campañas de financiamiento por internet para poder costear los gastos fúnebres.