La crisis que atraviesa Venezuela no desampara nada, lamentablemente. Por dentro, el país luce destrozado, saqueado y trastocado; por fuera, a la vista de los peloteros importados del béisbol profesional venezolano, se ve como un territorio de peligro, una zona cual bomba de tiempo, que en algún momento u otro explotará.
Por eso muchos «no» recibieron los gerentes y directivos a la hora de negociar y hablar con los foráneos, piezas clave de nuestro pasatiempo nacional. Lo peor es que cada equipo trae entre 15 y 20 de ellos a lo largo de toda la temporada. La tarea cada vez se hace más ardua.
El más reciente extranjero en alejarse del suelo criollo, pese a que tenía contrato y era uno de los fijos de la importación de Caribes de Anzoátegui, es Patrick Johnson. El lanzador derecho, de importante actuación en el torneo pasado, se ausentará por «la situación que se vive en Venezuela».
Pedro Mena, gerente deportivo de #Caribes, informó que Patrick Johnson no vendrá esta temporada debido a la situación que se vive en Vzla…
— Eduardo Acosta (@_EduardoAcosta_) October 4, 2016
Anteriormente, los serpentineros Austin Maddox y Ryan Carpenter se echaron pa’ atrás con Águilas del Zulia por la misma razón.
Los pitchers Ryan Carpenter y Austin Maddox decidieron no venir a Venezuela, por razones de seguridad, informó César Suárez #Águilas
— Wilmer Reina (@WilmerReina) September 21, 2016
Pese a que el salario que se paga en el torneo nacional no resulta malo para los foráneos, prefieren dejar ir la oportunidad de ingresos extra y de desenvolverse en una liga de alto nivel a cambio de seguridad.
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El siguiente fragmento de texto, totalmente relacionado con el tema en cuestión, salió de una conversación que sostuvo un alto ejecutivo de uno de los ochos conjuntos de la pelota local con FarandiSport:
«Está difícil todo. Hay un presentimiento, nadie quiere ir. Todo el mundo está a la expectativa. Es un recelo que siempre ha existido y este año se acrecentó. Los peloteros preguntan. La inseguridad y el desabastecimiento que hay conlleva a todo eso. Dos pitchers y un bateador me dijeron que no porque Venezuela está caliente y no quieren arriesgarse, esa es la situación, no es mentira. No son todos, pero sí una cantidad importante. He tenido que convencer a muchos. Aquí puede pasar cualquier cosa en cualquier momento. Ojalá que no pase nada en la temporada porque sería una locura. Hacen seis, siete u ocho años atrás el pelotero venía sin pensar en nada de eso. No había tanto problema, pero ahora es crítico. ¿Quién va a querer venir a un país donde no hay comida? Muchos de ellos, los importados, comen en hoteles o en restaurantes porque ganan en dólares, pero ¿cómo van a comer los peloteros criollos?»
En algún momento antes de la temporada, el presidente de las Águilas, Luis Rodolfo Machado, se planteó la posibilidad de jugar toda la campaña sin importados en caso de que no los dejaran venir o si el Gobierno nacional, que se tardó excesivamente para aprobar los dólares preferenciales, no daba luz verde con las divisas.
Esta liga, sin tantos bigleaguers ni extranjeros, se vería limitada a veteranos que están en el ocaso de su carrera o a novatos que, por falta de experiencia y desarrollo, aún no están aptos para asumir la responsabilidad de adueñarse de un puesto en un equipo de una liga tan brava como la criolla. Una receta para el desastre en el béisbol venezolano, que incluso se conformaría con llevar cualquier plantel a la renovada y renacida Serie del Caribe.
Este jueves comienza la nueva campaña de la LVBP: una que, finalmente y pese a las tantas respuestas negativas, sí se va a jugar con importados y que promete llenarse de peloteros grandeligas, a fin de que estos puedan prepararse para afrontar el Clásico Mundial de Béisbol con Venezuela.