Hace par de días en FarandiSport escribimos sobre cuán locos nos volvimos al «visitar» y conocer la mansión que se gasta Miguel Cabrera en Estados Unidos. Claro, es normal que alguien tenga una casa de ese estilo cuando ha ganado más de 100 millones de dólares por su talento como pelotero. Es normal también que se dé toda la vida del mundo, que viaje, que compre cosas que hasta resultan innecesarias, que tenga otras casas tremendas en la playa o en cualquier lado y que gaste en carros último modelo.
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Mencionamos también que la fortuna de Cabrera, gracias en parte a su inmenso contrato con los Tigres de Detroit, puede llegar tranquilamente a 272 millones de dólares solo en lo correspondiente a acuerdos firmados, obviando las ganancias por las eternas participaciones en anuncios publicitarios.
Ojo, y alguien siempre puede darse esos gustos y esa vida, sobre todo si en tu infancia no lo tuviste todo y ahora, aprovechándote de tu talento y de tus aptitudes para jugar un deporte, puedes hacerlo sin problemas. La cuestión da un giro, un vuelco tremendo cuando estás viviendo como un rey y una hija pequeña que tuviste por fuera de tu matrimonio está pasando las de Caín y, peor, en las malas condiciones de tu país mientras a ti te ve dar jonrones por la televisión y su mamá le dice: «Hey, ese es tu papi».
Muchos de ustedes se habrán quedado locos. Pero sí. Miguel Cabrera tiene una hija, por una aventura que tuvo durante una de las temporadas que disputó como estrella de los Tigres de Aragua. También para sorpresa de otros tantos, la hija de «Miggy» es la sobrina del youtuber venezolano La Divaza, cuya fama ha alcanzado niveles impresionantes y ya tiene más de un millón de suscriptores en su canal de la red social de videos.
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Pedro, nombre del popular y afeminado personaje adolescente, hace algún tiempo denunció por YouTube, en un material que logró más de un millón de visitas, su desagrado por ver cómo todos idolatraban al histórico slugger venezolano por ser grande y ser prácticamente un héroe nacional mientras no veía a su hija y ni siquiera tenía cinco minutos para llamar y hablar con ella.
Mi hermana trabajaba por allá, en esos estadios en ese tiempo, era como promotora (o) algo así, ¿sí? Y por eso se la pasaba mucho con los peloteros. Y bueno, eso fue en ese tiempo, que bueno, mi hermana salía, rumbeaba, ja ja ja la risita, tú sabes […] ¿ustedes quieren saber quién es el padre? Bueno, mi amor, yo les voy a decir (quién es) el padre: el padre es Miguel Cabrera.
¿Usted no sabe quién es Miguel Cabrera? Usted se mete, busca en su computadora ‘Miguel Cabrera’ y a usted le va a salir Miguel Cabrera. Es un pelotero famoso que juega por allá, en Estados Unidos. No sé, él era de aquí, pero se fue. Esa persona […] no tiene cinco minutos de su tiempo para pasarlos con su hija, porque él sabe que es su hija. Yo le tuiteé eso y me bloqueó, chama, o sea.
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Hace tiempo yo le pasé una foto de Victoria como pa’ que la vea, pa’ que tú sabes. No, ¡me bloqueó de Instagram, chama, ¿tú has visto? No sé, no sé, no me interesa tampoco, pero me molestó simplemente, me arreché, no sé, lo vi y dije no entendí. No me parece agradable, me parece hipócrita. Ella siempre ve el televisor y ella dice: ‘ese es mi papá, ahí está, está jugando’. Y tú le preguntas y ella sabe que es su papá, tú le preguntas quién es su papá y su papá es Miguel.
Y no es que la acepte, que ‘ay, vente pa’ acá, pa’ Estados Unidos, llévame, dame plata’ porque no, marica, uno no necesita la plata de esa gente. Por lo menos en los cumpleaños, que la llame, que la felicite, que sepa, que hable con ella. Nada, marica, nada, nada, nada. En diciembre (2015) fue la última vez que supimos de él.
¿Cómo te quedó el ojo?
El video: